Trabajo híbrido: ¡5 ideas falsas que deberías dejar atrás!

El trabajo híbrido ya no es una moda pasajera, ahora es la nueva realidad en el mundo profesional.

Pero como toda revolución, el trabajo híbrido llega con su cuota de ideas preconcebidas. Se le acusa de socavar la productividad, desvincular a los equipos y hacer más compleja la gestión. En realidad, estos tópicos reflejan sobre todo una falta de comprensión de este modelo y una dificultad para replantearnos nuestros hábitos de trabajo.

En este artículo, desenredamos la verdad de lo falso revisando 5 ideas preconcebidas sobre el trabajo híbrido. El objetivo es comprender qué se esconde detrás de estas creencias y descubrir cómo un enfoque estructurado, como la reserva de puestos de trabajo (desk booking), puede transformar esta flexibilidad en un verdadero motor de rendimiento y compromiso. ¡Concéntrese en esto!

Definición del trabajo híbrido en las empresas: ¡un recordatorio!

El trabajo híbrido combina la presencia en la oficina con el trabajo a distancia, en función de las necesidades de la empresa, de sus equipos y de sus misiones. El objetivo no es medir el rendimiento por la presencia física, sino por la calidad de los resultados y la colaboración.

Permite a los empleados elegir dónde y cuándo son más eficaces: la oficina se convierte en un lugar para colaborar, intercambiar ideas y crear vínculos, mientras que el teletrabajo fomenta la concentración y la autonomía.

Mito nº 1: El trabajo híbrido reduce la productividad de los empleados.

Este es uno de los argumentos que más se esgrimen contra el trabajo híbrido: si los empleados están menos presentes en la oficina, seguro que son menos productivos. Esta creencia se basa (todavía) en una visión anticuada del trabajo, en la que el rendimiento se medía por la presencia física y no por los resultados obtenidos.

Sin embargo, numerosos estudios demuestran ahora que la productividad no depende de la ubicación, sino de la calidad de la organización. Un entorno de trabajo híbrido bien estructurado, con una clara división del tiempo entre concentración y colaboración, fomenta incluso una mayor eficacia colectiva. Los empleados saben cuándo reunirse en equipo y cuándo concentrarse en sus tareas, lo que reduce las pérdidas de tiempo y las interrupciones innecesarias.

En otras palabras, el trabajo híbrido no reduce la productividad: la redefine. Está obligando a las empresas a revisar sus procesos, planificar mejor su tiempo y poner en marcha entornos de trabajo más ágiles que fomenten el rendimiento, no el presentismo.

Mito 2: Todo el mundo tiene que acudir a la oficina el mismo día.

En la práctica, este enfoque rígido suele ir en contra de los propios principios del trabajo híbrido. Imponer días fijos de presencia crea desequilibrios: algunos días, las oficinas están a rebosar. Otros días, están casi vacías.

El verdadero reto del trabajo híbrido no es estar juntos todo el tiempo, sino en el momento adecuado. No todos los equipos tienen las mismas necesidades de colaboración, ni los mismos ritmos. Algunas misiones requieren una presencia colectiva, mientras que otras exigen un trabajo concentrado a distancia. Es esta alternancia controlada la que hace eficaz el trabajo híbrido.

Ahí es donde entran en juego las soluciones de reserva de puestos de trabajo: permiten que cada uno reserve su puesto de trabajo con antelación, en función de los días que vaya a estar en la oficina, al tiempo que ofrecen a los responsables una visión clara de la tasa de ocupación. No se trata de saber junto a quién se va a sentar uno, sino de garantizar que todo el mundo tenga un espacio disponible y evitar los días de sobreocupación o infraocupación.

Los datos que proporcionan estas soluciones facilitan la planificación de las jornadas colectivas, el ajuste de la capacidad y una mejor gestión de las oficinas en su conjunto.

Mito nº 3: El trabajo híbrido aísla a los empleados.

Se trata de una preocupación expresada con frecuencia. Al alternar el teletrabajo con la presencia en la oficina, los vínculos entre compañeros se debilitan, los intercambios se hacen más escasos y la cultura de empresa se debilita.

Sin embargo, la sensación de aislamiento no depende del número de días en la oficina, sino de la calidad de las interacciones.

Cuando está bien estructurado, el trabajo híbrido puede en realidad reforzar la cohesión. El tiempo que se pasa en la oficina cobra más sentido: la gente ya no acude a por costumbre, sino para colaborar, intercambiar ideas y crear vínculos.

Para muchos empleados, el tiempo pasado fuera de la oficina favorece la concentración y la eficacia individual. Esta alternancia bien pensada fomenta unas relaciones laborales más intencionadas, así como una mejor calidad.

El verdadero reto, por tanto, no es el modo híbrido en sí, sino la forma de gestionarlo: crear momentos fuertes en la oficina, valorar las reuniones informales, fomentar los intercambios interfuncionales.

Mito 4: Trabajar desde casa significa trabajar menos.

Como no vemos trabajar a nuestros empleados, algunas personas piensan que el teletrabajo significa un ritmo más lento y una falta de compromiso.

En realidad, suele ocurrir lo contrario. Un estudio del Centre Interuniversitaire de Recherche en Analyse des Organisations muestra que más del 96% de los empleados con un estilo de trabajo híbrido afirman ser más eficaces cuando trabajan a distancia.

Así que el teletrabajo no reduce el compromiso, lo transforma. Sin las limitaciones de los desplazamientos y las interrupciones de la oficina, cada uno puede concentrarse mejor y organizar su jornada en función de sus prioridades. La eficacia ya no depende de la presencia, sino de unos objetivos claros y de la autonomía concedida a cada uno.

Mito nº 5: Todo tiene que estar normalizado para que el modo híbrido funcione.

Cuando una empresa pasa al trabajo híbrido, existe una fuerte tentación de querer estandarizarlo todo: fijar los mismos días de presencia, aplicar las mismas reglas a todos los equipos, centralizarlo todo para mantener el control.

En la práctica, este enfoque rígido va en contra de la flexibilidad deseada. Sobre todo porque el éxito del trabajo híbrido depende precisamente de una organización flexible y escalable.

Up Coop lo comprendió cuando se trasladó a las nuevas instalaciones en la primavera de 2023, a pesar de que aún no estaban operativas todas las plantas. En periodos de transición, intentar estandarizarlo todo se convierte rápidamente en contraproducente. Aún no se puede acceder a todas las áreas, el número de empleados cambia y los usos aún se están definiendo.

En el marco de su traslado, Up Coop pasó de un aparcamiento de 600 plazas a 310 plazas para 850 empleados, al tiempo que adoptaba la oficina flexible. Todo un reto en términos de equidad y organización.

Gracias a Sharvy, pudieron utilizar una única aplicación para gestionar tanto la reserva de puestos de trabajo como la gestión del aparcamiento de la empresa, en tiempo real.

Resultado: la oficina flexible se implantó sin caos ni pérdida de puntos de referencia. Desk booking actuó como un director de orquesta, ajustando la asistencia, suavizando la transición y sentando las bases de una organización más ágil.

Es fácil ver que el trabajo híbrido no se basa en la estandarización, sino en una flexibilidad controlada, posible gracias a las herramientas adecuadas.

Más allá de las ideas preconcebidas: ¿cómo hacer del trabajo híbrido un modelo sostenible?

El trabajo híbrido no es una moda, es una transformación profunda en la forma de trabajar de las organizaciones. Pero para que esté a la altura de sus promesas, no puede basarse en la improvisación.

Las empresas que tienen éxito en esta transición son las que adoptan un enfoque estructurado basado en tres pilares:

• • Una cultura de confianza y transparencia, en la que el rendimiento se mide por los resultados, no por la presencia.

• • Una organización flexible pero clara, que permita planificar los tiempos de colaboración y concentración sin rigidez.

• • Herramientas adaptadas, capaces de apoyar la flexibilidad del día a día, como las soluciones de reserva de escritorios y de gestión de aparcamientos. Porque el trabajo híbrido no sólo tiene que ver con las oficinas: también repercute en la gestión de los aparcamientos. Cuando algunos empleados trabajan a distancia, las plazas asignadas a los titulares pueden quedar desocupadas, mientras que otros empleados pueden necesitarlas. Una buena organización de los puestos de trabajo y las plazas de aparcamiento ayuda a aprovechar al máximo el espacio disponible y a evitar posibles tensiones.

Como puede ver, el trabajo híbrido no se improvisa: hay que organizarlo. Y cuando está bien pensado, se convierte en un formidable acelerador del rendimiento colectivo.

Para concluir

El trabajo híbrido es algo más que alternar la oficina y el teletrabajo: es una nueva forma de concebir la organización, la interacción y el entorno laboral en general (oficinas, aparcamientos, comedor de empresa, etc.). Detrás de las ideas preconcebidas se esconden otras tantas oportunidades: mejor planificación, intercambios más fluidos, potenciación de los equipos y aprovechamiento de las herramientas para optimizar el espacio, como la movilidad.

El éxito del trabajo híbrido significa, en última instancia, aceptar que la flexibilidad no significa caos, sino una organización inteligente y adaptable.

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