En pocos años, el teletrabajo ha pasado de ser la excepción a la norma. Se ha convertido en un elemento permanente en las empresas, cambiando profundamente los ritmos, la presencia y las prácticas.
Lo que comenzó como una respuesta a la crisis se ha convertido, para muchos, en un nuevo modelo organizativo. Sin embargo, persiste una paradoja: las empresas siguen funcionando como si nada hubiera pasado.
Las oficinas están vacías varios días a la semana, pero las organizaciones permanecen estáticas. Los aparcamientos de las empresas son uno de los símbolos más visibles de ello: plazas asignadas siempre reservadas para los empleados ausentes y una gestión rígida heredada de otra época.
Lo vemos todos los días. En este artículo, nos gustaría echar un vistazo a este cambio y descubrir cómo el aparcamiento en el lugar de trabajo puede adaptarse también al mundo híbrido en el que vivimos ahora.
El impacto del teletrabajo en las empresas: ¿una nueva realidad demasiado a menudo ignorada?
1. Una revolución en el uso, una inercia en la práctica.
Seamos sinceros: el teletrabajo ha cambiado profundamente la forma de operar de las empresas. Los horarios de trabajo son más flexibles, las oficinas están menos abarrotadas y las videoconferencias son omnipresentes. Pero cuando se trata de organizar la logística -edificios, flujos y recursos- las viejas formas de hacer las cosas siguen imponiendo su lógica.
Las empresas siguen luchando por adaptarse plenamente a este cambio. Algunas de ellas han adoptado la oficina flexible: un modelo sin oficina dedicada, diseñado para limitar el espacio desocupado. Este cambio responde a una simple realidad: los puestos de trabajo están lejos de estar ocupados a tiempo completo desde el auge del teletrabajo.
Pero aunque esta evolución marca una nueva toma de conciencia, a menudo sólo es parcial. En la práctica, la organización global (aparcamiento, equipamiento, flujos de trabajo) sigue siguiendo los antiguos reflejos. La oficina flexible se convierte entonces en una solución desconectada de su entorno, que pierde eficacia si no va acompañada de una solución digital como Sharvy.
Esta contradicción entre los nuevos hábitos y las viejas prácticas genera ineficiencias que resultan costosas y desmotivadoras para sus equipos.
✔️ Nuestra opinión: Esta discrepancia refleja una forma de resistencia al cambio que debe superarse urgentemente, ya que obstaculiza el rendimiento global de su empresa. Pero aún debe estar preparado para afrontar los efectos del teletrabajo, no como un interludio, sino como un cambio duradero.
2. Los aparcamientos de las empresas: ¿un espejo de esta paradójica situación?
Los aparcamientos de las empresas ilustran a la perfección la paradoja en la que se encuentran muchas organizaciones: a pesar de que el número de personas que utilizan sus oficinas ha disminuido considerablemente, las plazas de aparcamiento siguen asignándose a menudo sobre una base rígida y fija.
Los empleados, que ahora están presentes una media de tres días a la semana, se enfrentan a dos realidades: un aparcamiento parcialmente vacío algunos días, sobre todo a mitad de semana, y una presión cada vez mayor sobre la disponibilidad de plazas los días de mayor afluencia, como los martes por la mañana.
Esta persistencia en operar « como antes de » refleja una dificultad para integrar plenamente el impacto del teletrabajo en la empresa.
✔️ Nuestra opinión: Algunos directivos temen que un modelo demasiado flexible genere incertidumbre y conflictos internos. Sin embargo, es precisamente superando estos temores y adoptando soluciones innovadoras (como la reserva dinámica y el uso compartido de plazas de aparcamiento) como la empresa ganará en fluidez, serenidad y eficacia.
Aparcamiento ineficaz en la era del teletrabajo: ¿cuáles son las consecuencias?
1. Costosa infrautilización para su empresa.
Veamos un ejemplo: una empresa tiene 500 empleados. Dispone de 250 plazas de aparcamiento, todas ellas asignadas de forma fija a una parte de la plantilla. Si tenemos en cuenta que estos empleados teletrabajan una media de 2 días a la semana, esto significa que de las 250 plazas disponibles, alrededor del 40% no están ocupadas cada día.
Es decir, unos cien espacios vacíos cada día. A un coste anual de 1.000 euros por espacio (incluido el mantenimiento, la gestión y la depreciación de la propiedad), eso supone una media de 100.000 euros al año en humo, sin ningún beneficio para la empresa ni para sus empleados. Y eso sin contar los costes indirectos asociados a una asignación ineficiente, los retrasos debidos a las dificultades de aparcamiento y las frustraciones generadas internamente.
✔️ Nuestra opinión: Todos estos factores pueden parecer anecdóticos a primera vista, pero en conjunto degradan la calidad de vida en el trabajo, dañan la imagen del empleador y afectan al rendimiento colectivo a largo plazo.
2. Una gestión rígida que obstaculiza la flexibilidad esperada.
Una de las promesas del teletrabajo es la libertad de organizar el tiempo, los días y los desplazamientos. Y sin embargo, esta flexibilidad a menudo se detiene… en la entrada del aparcamiento.
Al mantener sistemas de asignación fijos y jerárquicos, las empresas están creando una forma de contradicción: exigen agilidad a sus equipos, pero ellas mismas están atrapadas en lógicas de reserva inmutables.
¿Cuál es el resultado? Un empleado puede teletrabajar dos días, acudir a la oficina un tercero… y aun así se le denegará el acceso a un asiento vacío, porque está « » reservado.
Esta discrepancia entre la necesidad de flexibilidad y la rigidez de la gestión no es insignificante. Envía una señal: la de una empresa que dice adaptarse, pero que en realidad deja que los pequeños irritantes de la vida cotidiana frenen el impulso colectivo.
✔️ Nuestra opinión: Esta situación refleja una falta de coherencia entre la retórica de la modernidad y las prácticas. No se puede abogar por la flexibilidad, la autonomía y la confianza mientras se mantienen reglas de funcionamiento fijas que contradicen estos principios básicos. Esta paradoja está alimentando una forma de disonancia directiva: los empleados se adaptan, cambian sus hábitos, aceptan compartir sus mesas en un entorno de oficina flexible… pero la empresa se niega a revisar disposiciones tan sencillas (aunque simbólicas) como el aparcamiento.
3. Una peor experiencia del empleado… a menudo por las razones equivocadas.
Cuando cada jornada laboral comienza con una batalla por el aparcamiento, es difícil cultivar la serenidad y el compromiso. Y sin embargo, en un contexto en el que las empresas compiten por atraer y retener el talento, la experiencia in situ no puede seguir descuidándose (sobre todo cuando se ve empañada por molestias que pueden evitarse gracias a aplicaciones como Sharvy).
Sharvy, por ejemplo, permite a los empleados que disponen de una plaza de aparcamiento liberar su plaza los días en que teletrabajan o están ausentes. Estas plazas quedan entonces disponibles para ser reservadas por otros compañeros, según unas normas sencillas y justas. El resultado: menos residuos y una sensación más justa de compartir los recursos.
Y se nota: los que acuden a la oficina encuentran sitio más fácilmente, los titulares conservan su derecho de prioridad cuando están presentes y la empresa optimiza sin conflictos ni frustraciones.
Por último, esta gestión inteligente envía una señal positiva: la empresa se adapta al uso real, confía en sus equipos y busca soluciones concretas a los irritantes cotidianos.
✔️ Nuestra opinión: Seguir subestimando el impacto de « los pequeños irritantes » de la vida cotidiana es un error frecuente pero evitable. Al adoptar soluciones flexibles y colaborativas como Sharvy, las empresas demuestran que no se contentan con hablar de boquilla de la calidad de vida en el lugar de trabajo: pasan a la acción.
4. Un impacto medioambiental ignorado pero evitable
El teletrabajo ha reducido el número de días que los empleados se desplazan a la oficina y, sin embargo, los aparcamientos siguen diseñándose como si nada hubiera cambiado. Esta rigidez tiene un coste medioambiental que con demasiada frecuencia se subestima.
Cuando las plazas se reservan y no se utilizan varios días a la semana, no sólo se desperdicia espacio urbano, sino que también se incentiva el mantenimiento de infraestructuras pesadas y que consumen mucha energía. Esta paradoja es tanto más sorprendente cuanto que el teletrabajo promete reducir la huella de carbono asociada a los desplazamientos.
✔️ Nuestro punto de vista: Para que el teletrabajo cumpla todas sus promesas ecológicas, su realidad debe integrarse en la gestión de los aparcamientos. Adaptar las infraestructuras y sus usos a los nuevos ritmos híbridos, fomentando el uso compartido y la reserva flexible, es una forma concreta de reducir el impacto medioambiental global. También es una forma de demostrar que la empresa es coherente en su enfoque de la innovación y la responsabilidad, algo muy importante para los empleados de hoy en día.
Adaptarse y anticiparse: el papel clave de los responsables para hacer frente al impacto del teletrabajo.
1. Observar las prácticas en lugar de repetir los hábitos.
El primer instinto (que es natural, pero una trampa) suele ser reproducir los patrones de ayer. Pero el comportamiento ha cambiado. Los empleados ya no trabajan cinco días a la semana, los flujos de trabajo son cada vez más fluidos y los picos se desplazan.
Un ejemplo sencillo: los picos de ocupación de oficinas y aparcamientos ya no son los lunes y los viernes, sino los martes y los jueves. Los días de presencia ya no son uniformes y los equipos se mueven por turnos (a menudo informales).
Adaptarse significa ante todo observar. Esto significa recopilar datos fiables sobre el uso real de los espacios, los patrones de movilidad y el uso real. Esto nos permite tomar las decisiones adecuadas.
2. Centrarse en la flexibilidad más que en el control.
Ante los cambios en la forma de trabajar, algunas empresas intentan mantener el control mediante complejos sistemas de gestión, aprobaciones jerárquicas y normas rígidas. Pero este enfoque, aunque a menudo bienintencionado, acaba siendo más engorroso que eficaz.
En cambio, optar por la flexibilidad, con herramientas sencillas, normas claras y la confianza de los empleados, puede (muy a menudo) hacer que las cosas funcionen mejor sin provocar frustraciones.
Por ejemplo, los empleados pueden declarar sus días de teletrabajo en el HRIS de la empresa (Lucca, Workday, etc.), y soluciones como Sharvy pueden conectarse a este software. De este modo, la plaza de aparcamiento de un empleado declarado como teletrabajador se libera automáticamente, y la solicitud de reserva aparece en gris en la aplicación para evitar cualquier confusión.
En resumen, es una forma de empoderar a los empleados dándoles los medios para influir en su día a día (liberando y reservando una plaza de aparcamiento por su cuenta, por ejemplo).
3. Compartir aparcamiento y oficina flexible.
El teletrabajo ha reorganizado la baraja: las oficinas se comparten, los ritmos se flexibilizan y la presencia se vuelve intermitente. Y sin embargo, en muchas empresas, las herramientas de gestión no han seguido el ritmo.
Siguen gestionando las oficinas por un lado y el aparcamiento por otro, a menudo a mano (mediante Excel), utilizando sistemas obsoletos. El resultado: ineficacia y estrés innecesario.
Y sin embargo, en un contexto híbrido, están vinculados: un empleado que va a la oficina necesita un puesto de trabajo… pero también una plaza de aparcamiento. Si no tienen ninguno de los dos, toda la experiencia se viene abajo.
Optar por una solución como Sharvy, que gestiona tanto las plazas de aparcamiento como las reservas de oficinas en una única aplicación, es una respuesta directa a esta nueva situación.
Es sencilla, intuitiva y, sobre todo: refleja una lógica de uso, no un diagrama de flujo.
4. Actúe ahora para no tener que sufrir mañana.
Ya no basta con constatar que los hábitos están cambiando. Las empresas que esperan a que « se asiente » o a que « vuelva a ser como antes » corren el riesgo de desconectarse de sus propios equipos.
Actualizar la política de aparcamientos y replantearse cómo se utilizan las oficinas no son sólo « » proyectos. Son señales. Demostraciones concretas de la capacidad de una organización para adaptarse, innovar y escuchar.
Es más, si queremos que el teletrabajo siga siendo una palanca real (y no un factor de desorganización), es hora de ajustar las herramientas, las prácticas y la mentalidad.
En conclusión
El aparcamiento de las empresas nunca se ha considerado realmente una cuestión estratégica. Mientras había sitio (y se callaban las quejas), nunca ha molestado a nadie.
Pero en un mundo laboral profundamente cambiado por el teletrabajo, la movilidad híbrida y la oficina flexible, lo que parecía anecdótico se está convirtiendo, de hecho, en una revelación.
¿Sobre qué? Sobre la capacidad de las organizaciones para adaptarse, para escuchar las prácticas reales, para hacer más fluida la experiencia del empleado… o, por el contrario, para permanecer ancladas en patrones anticuados.
Lo irónico es que los problemas de aparcamiento no son complejos ni insolubles. Simplemente se ignoran, se relegan a la columna « de molestias menores », a pesar de que a menudo son las primeras que repercuten en el estado de ánimo del día.
¿Y si a veces sólo hiciera falta una herramienta sencilla, como Sharvy, para desencadenar esta pequeña revolución suave? Una aplicación que libere, reserve, comparta… en definitiva, que traduzca la tan cacareada agilidad en acciones concretas.
¿Tiene alguna pregunta? Consulte las preguntas más frecuentes.
¿Cómo medir el uso real de las plazas de aparcamiento de oficinas?
Existen varias formas de medir el uso real de las plazas de aparcamiento en la oficina. El método más sencillo « » consiste en el recuento manual a diferentes horas del día, pero es limitado y poco fiable a largo plazo.
Un enfoque más preciso se basa en la instalación de sensores en cada plaza de aparcamiento. Estos sensores detectan automáticamente si la plaza está ocupada y transmiten los datos en tiempo real, proporcionando un control continuo y fiable.
Si su empresa utiliza una aplicación de reservas como Sharvy, los datos de las reservas también pueden utilizarse para analizar el uso de las plazas e identificar las plazas y plazas infrautilizadas.
Esto ayuda a comprender mejor los patrones de uso de las oficinas, lo que resulta esencial para anticiparse a las necesidades futuras y replantear la infraestructura en función de los nuevos modos híbridos.
¿Puede automatizarse la liberación de plazas de aparcamiento en función de los días de teletrabajo?
Sí, es posible, pero depende de las herramientas que utilice la empresa. Algunas soluciones, como Sharvy, pueden conectarse al HRIS (Sistema de Información de Recursos Humanos) de la empresa. Gracias a esta integración, los días de teletrabajo introducidos en el SIRH pueden liberar automáticamente la plaza de aparcamiento para que otros empleados puedan reservarla. Esto evita descuidos y facilita mucho la gestión de las plazas de aparcamiento en función de la presencia real en la oficina.
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